Su cuerpo yace inerte, la
expresión de su rostro refleja una serenidad malograda. De su vigoroso
cuerpo, sólo quedan míseros despojos y su jactancia, encerrada en ese
humilde ataúd. De tantos amores, ni uno le queda, con su actuar todos lo
abandonaron.
Pobre viejo necio, ni en el
momento más próximo a la muerte quebranto su insensatez, solamente un alma
indulgente lo acompañó, Pelusa, su amiga fiel. Sus restos descansan en el camposanto,
de vez en cuando, su joven nieto va a visitarlo.
Lunaoscura
No hay comentarios:
Publicar un comentario