En esas noches de nostalgia,
me acerco al mar y me parece escuchar entre el sonido de las olas, pequeños
susurros que intentan decirme algo. Y entonces, pienso en ti. Pienso en tu
rostro, en tus ojos, en tus manos, en tu risa y tu humor ácido. Que no daría
por estar a tu lado, por poder sentir la tibieza de tu cuerpo. Que no daría por
estar a tu lado para contarte tantos anhelos, para que escucháramos la música que
tanto amo, para que dejes de escuchar esas voces que atormentan tu alma. Te
podría escribir una poesía, sin palabras, solo caricias que te liberen por unos
efímeros instantes. Escucho el ir y venir de las olas, esperando que te traigan
de vuelta a mí, pero muero de tristeza al imaginarme que eso ya no será. Ojalá,
pudiera estar ahí para decirte que no pasa nada, que no necesitas de las olas
para salvarte. Ojalá, pudiera estar ahí para oír tu grito desesperado que se queda
ahogado, sin voz, entre las palabras cotidianas.
A veces te veo en
sueños, te veo caminar lentamente, como si te pesaran tus pasos. Te persigo, me
escondo y te sigo con cuidado para saber a dónde vas. Pienso que a lo mejor
estás entretenido con alguna nueva historia. Y entonces, escucho el sonido del agua
que cae y golpea unas pequeñas rocas. Pareces agotado, tus ojos están apagados
y tu piel más arrugada que nunca. Por un momento se me ocurre que puedo salir
de mi escondite y correr hacia ti para preguntarte qué te pasa, para decirte
que no estás solo y que yo estoy ahí, pero, mis pies están congelados, fijos en
el suelo y por más que intento gritar, tú no me escuchas. Suspiras, y te hundes
del todo. Dejo de oír el agua, la brisa silenciosa solo se ha quedado levitando
y tu último suspiro como una pesada carga. Grito, grito mucho, pero nadie me
oye. Tú no me oyes. Ni siquiera yo puedo oírme. Y entonces, entre sudores, despierto
de mis sueños.
Por más que sueñe una
y otra vez lo mismo, nunca puedo salvarte. Y yo me quedo sin nada. Yo me quedo
aquí, sola. Dicen que hay que hablar de lo que uno siente, que tenemos que
expresarlo, contarlo, porque si no lo hacemos es como si nunca hubiera pasado. Yo
quiero contar lo que siento. Por eso te escribo, para decirte lo mucho que te
quiero. La gente podrá pensar que estoy loca, ¿cómo es posible que te ame? Pero
que sabe la gente lo que yo he sentido cuando tus dedos acariciaron mi cuerpo. Qué
sabe la gente lo que es el amor. Qué sabe nadie, lo mucho que has hecho por mí.
Por eso te doy las gracias.
Lunaoscura
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