Hay
dolores que no se pueden evitar,
hay
amores que se van,
el
tiempo se detiene
frente
a una banca mirando al mar.
Son
días tempestuosos,
lágrimas
interminables y,
un
dolor punzante en el alma.
La
única compañía en esa oscuridad,
la
fiel luna que, entiende bien
que
es la soledad.
Así
pasan los días;
nostalgias
y dudas
van
cerrando las heridas.
Con
el corazón convaleciente y,
adormecida
el alma
viento
la derriba en ola sin espuma.
Nada
vuelve a ser igual
con
una cicatriz más;
tal
vez, solo tal vez,
el
amor volverá.
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