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miércoles, 23 de mayo de 2018

Luz de luna


La luz de la luna bañaba su negra cabellera y dibujaba el sendero hacia la poesía de sus labios. Un halo de insinuación lo atrapaba, lo seducía. Adán, se iba aproximando lentamente, su corazón latía vertiginosamente. En un momento, la luna desapareció tras densos nubarrones y ella se desvaneció, en medio de esa lobreguez se desquebrajó el amor anhelado.

Lunaoscura

Al amor de mi vida


Aun cuando no te conozco, ni sé si te conoceré en esta vida. Tu presencia en mi existir lo ilumina con la ilusión de que el amor verdadero puede ser cierto. Puedo amar con la certeza de que no intentaras cambiarme ni en forma ni en esencia. Que, a pesar de mis torpezas y desatinos, me aceptas, porque conoces mi naturaleza. No puedo asegurarte de qué sea siempre compresiva y dulce, mi alma es guerrera y beligerante, necia y desconfiada, pero de algo si debes estar seguro de que mi entrega es franca y autentica, en mí no cabe el engaño. No dudes de mi sentir, si me alejo o guardo silencio, debes de comprender que durante mucho tiempo he sido un errante sin puerto y mi única compañía la soledad. Sé que podremos caminar juntos sosteniéndonos uno al otro y cuando alguno desfallezca el otro será su sostén. No espero un cuento de hadas ni trágicos amantes, solo dos mortales dispuestos de luchar día a día por ser.

Lunaoscura

Volver a empezar


He llorado lágrimas de mar, sudado penas deseando abandonar los besos que nunca pude ofrendar. Busque en el camino todas las respuestas y fabrique recuerdos atados de nostalgia, deseando arrancarme el corazón y convertirme en un murmullo. Hasta que entendí que todos llevamos parches en el corazón, somos lo que hacemos y no hay que pedir perdón. Abandone el olvido y la oscuridad terminó, libre de los demonios del dolor y el rencor. Hoy vuelvo a empezar, batiendo alas de libertad, orgullosa de las cicatrices tatuadas en el alma, sin mirar atrás.

Lunaoscura

lunes, 7 de mayo de 2018

El huésped


Cargados de maletas, Ángel y Fabiana caminaban por la calle buscando en el errático sistema de posicionamiento global del móvil su destino vacacional, la Avenida Ricardo Flores Magón ochocientos cincuenta.