Todo comenzó hace un
año, cuando Luis regresó a casa con un terrible dolor de cabeza que apenas pudo
llegar a recostarse a la cama. Al día siguiente, le pregunte como se sentía,
pero su aspecto lo decía todo, demacrado con unas ojeras alrededor de los ojos,
lo primero que hizo fue contarme algunos fragmentos de sueño que tuvo.
-
… Solo recuerdo una carretera, un
cielo borrascoso y húmedo, me acompañaba una mujer joven a la que solo le veía parte
del rostro, de tez muy blanca, casi traslucida. Yo traía puesto un traje negro
muy pesado. Recuerdo que ella me decía: No mires hacía atrás… él nos sigue… no
mires atrás o te verá... y no volveremos a estar juntos.
Luego
un terrible sonido me impidió escuchar lo que me decía, era el ruido de un
accidente de auto. Nos volcamos y logré ver cómo ella salía disparada por la
ventana. Al minuto, silencio... un silencio profundo y perturbador que me heló
la sangre… no recuerdo más, hasta que me vi en un hospital. Enseguida, un
cementerio y finalmente me veía llorando en la playa.
Cuando
desperté, un escalofrió recorrió mi espina dorsal. Estaba a salvo y en casa... pero
ese sueño había sido tan real, tan vívido tan desesperante...
Lo observaba con
detenimiento, él se esforzaba en recordar lo que la chica de su sueño, le había
dicho antes del accidente, eso que, según él, no había logrado escuchar.
Después de mucho
rato, recordó lo que ella dijo: “No dejes que te atrape… no dejes que te atrape”,
no estaba muy seguro, pero, ahí nos surgió la duda, quién los quería atrapar.
Luis, en esos momentos, reflexiono y señalo.
-
¡Qué estúpido, fue solo un sueño! No
hay nada de que martirizarnos- en su pálido rostro se dibujó una sonrisa- se levantó
de la cama para prepararse a salir.
Esa noche en que
llegue a casa, Luis ya había llegado, estaba en la sala viendo televisión.
Cruzamos algunas palabras, él se retiró a su recamara, y yo todavía me quede
revisando algo del trabajo.
Serían como las tres
de la mañana, cuando un grito proveniente de la habitación de mi compañero, rompió
el silencio. Cuando llegué a su cuarto, estaba sentado con el rostro libido y
sudoroso.
-
Este sueño, sí lo recuerdo, - balbuceaba
sin sentido- me vi en un funeral con el traje pesado del sueño anterior… un
hombre me decía que, yo había tenido la culpa de que ella estuviera muerta… después
aparecí en un cuarto oscuro donde había un extraño olor... como a gaucho
quemado… un sonido ensordecedor me hacía subir la adrenalina.... yo sabía que
algo andaba mal, pero no estaba seguro de que era… Una y otra vez se escuchaba
y yo no podía ver a nadie en esa oscuridad… De pronto, el silencio y después un
grito que me estremeció. Algo, me atacaba, aunque no estaba seguro... sentía
los golpes y los rasguños... los ataques una y otra vez. Al final terminé
destrozado y escuché la voz de aquella chica que me decir "Siempre estaré
contigo"
Luis estaba muy
asustado y yo más. Trato de levantarse cuando un terrible dolor en el abdomen
lo tiro al suelo. Corrí a su auxilio, con gran trabajo le ayudé a levantarse y
lo conduje al baño.
A los pocos minutos,
un grito de dolor, hizo que entrara al cuarto de baño. Ahí estaba Luis, frente
al espejo con la camisa del pijama enrollada en la parte alta de su dorso, el espectáculo
que queda a la vista era verdaderamente horrible, su cuerpo estaba lleno de
rasguños y moretones por todos lados, además, una horrible cortada recorría su abdomen
de lado a lado.
Luis, salió de la
casa, sin darme tiempo a nada, con las pocas fuerzas que tenía se dirigía a un
pequeño hospital cercano a nuestra vivienda. No había avanzado más que unas
pocas calles, cuando en una de las esquinas, un hombre golpeaba a un chico.
Luis con todo y su estado, se aproximaba para defender a la víctima. No hacía
caso a mis suplicas, estaba a punto de llegar a su lado, cuando el sujeto, sacó
una pistola y le dio un tiro en el cráneo al chico. Yo grité y Luis cayó desmayado.
Cuando despertó,
estaba en el hospital lleno de vendas y su madre estaba a su lado. Infructuosamente,
la señora le preguntaba que le había pasado, él se limitaba a guardar silencio.
Cuando la señora salió de la habitación, le pregunte por qué no le había dicho.
-
Como crees, quien me va a creer que
una pesadilla me dejo así.
El médico, informo a
la madre de Luis, que lo más probable es que había sido atropellado por un
auto, ya tenía quemaduras provocadas por asfalto, además de varias piedrecillas
incrustadas en el abdomen. Lo que me estaba sucediendo era inverosímil y yo no
podía decir lo que realmente había ocurrido.
Me ofrecí para
quedarme con mi amigo Luis, estábamos juntos en esto. En la noche, una
enfermera entro al cuarto a ponerle suero a Luis. Entre dormido y despierto,
algo le llamo la atención, intranquilo, señalaba a la enfermera, esta le
sonrió, diciéndole, si necesita algo voy andar por aquí no se preocupe. Y
salió.
-
… su rostro - ¿qué rostro?, ¿qué dices?
- es ella… la chica del sueño. -Yo no salía de mi asombro.
Un día me puse a
hablar con ella, su nombre era Nadia, lo que me dijo, me clavó en el piso. Su
hermano había muerto años atrás cuando un tipo le dio un tiro en la cabeza, en
el mismo callejón donde Luis intento ayudar al chico unos días atrás.
Esa información, no
se la conté al pobre de Luis, ya era demasiado para él…. Y para mí también.
Pasaron los días y yo
veía como Luis se iba encariñando con Nadia. El día que lo dieron de alta, quedó
con ella, que saldrían a tomar un café algún día.
Como una semana
después, Luis le hablo para salir. Cuando volvió a casa, era obvio que mi
compañero estaba enamorado y por lo que me contó eran muy compatibles.
Con el tiempo ella
acepto ser la novia de mi amigo, pero no sospechaban la pesadilla que aún
tenían que vivir.
Unos meses más tarde,
Luis recibió una terrible noticia, un tío muy querido de él, había fallecido.
Cancelo la cita que tenía con Nadia, para ir al funeral, pero no tenía trajes
negros, Nadia, le dijo que no se preocupara, ella tenía uno en su casa. Sin
demora, Luis se digirió a recogerlo.
Llego a la casa de Nadia,
ella lo recibió muy bien y le mostró el traje. Por lo apurado que estaba, se lo
puso, aunque le quedaba grande, y parecía muy viejo.
Nadia, le llevo
frente al espejo, mientras ella atendía una llamada, cuando se vio reflejado, en
ese momento todos aquellos recuerdos de sus pesadillas, regresaron de golpe…
Era el traje… era el traje que portaba en su sueño… el traje pesado y negro…
El terror, lo
paralizo, en ese instante Nadia entró gritando por la puerta.
-
¡Vamos, es él! -Confundido y asustado Luis
corrió con Nadia a la parte trasera de la casa, logrando salir por allí. - Ella
estaba asustadísima.
Corrieron a auto y tomaron
la carretera, un auto los seguía. Ella le explicó todo en ese momento. El tipo
que los seguía era un vendedor de droga que tenia de cliente al hermano de Nadia,
como él le debía dinero y nunca le había pagado, el sujeto lo había asesinado y
ahora quería matarla a ella también.
En ese momento, Luis
se dio cuenta que ese sueño se estaba volviendo real, todo estaba pasando.
Ella comenzó a decir
esas palabras "no dejes que te atrape ... no dejes que nos atrape" En
eso, un tráiler se les cerro, volcándolos, pudo ver como Nadia salía por el
parabrisas y se incrustaba en el pavimento. Mientras a él un trozo de vidrio le
cortaba el abdomen y sentía los pedazos de pavimento y piedras estrellarse
contra él.
Una vez, que el auto
se detuvo, Luis salió y corrió al lado de Nadia, casi no podía ver por el polvo
y el dolor de sus heridas.
Ahí estaba Nadia,
herida de muerte, un vidrio se le había clavado en el pecho y su cabeza se veía
muy maltrecha. No podía creer que la chica que más había querido en su vida se
estaba muriendo, y no podía hacer nada. Al final murió en sus brazos, lo último
que dijo fue "Ya no podremos estar juntos, pero te amo…te amo mucho… Siempre
estaré contigo"
Llego la policía y la
ambulancia, Luis no quería que lo atendieran, quería morirse, pero recordó a su
madre.
Al día siguiente,
acompañe a Luis al funeral de Nadia, todas sus amigas enfermeras del hospital
fueron a despedirse de ella, pero ella no tenía familiares que la lloraran, ahora
estaba junto a su hermano.
Un hombre se acercó a
la madre de Luis, y le preguntó algo. Luego se dirigió a Luis, y le dijo:
"Tú tienes la culpa de su muerte... infeliz"
Era el mismo hombre
del sueño. El hombre se fue, la madre de Luis nos informó que le había dicho
que era el tío de Nadia.
Pasó una semana y Luis
no comía, estaba devastado y yo solo podía verlo... la maldita exactitud de ese
sueño con lo que había pasado, era algo irreal.
El médico que había
atendido a Luis, le llamo por algo muy extraño que había encontrado. Las
heridas que había sufrido en el accidente eran casi las mismas que tuvo cuando se
desmayo en la calle meses atrás.
Luis salió a caminar.
Todo parecía haber sido una larga y terrible pesadilla; pero desgraciadamente
no lo era, se puso a llorar al recordar a Nadia, su sonrisa, su mirada, su
cabello… La había perdido y nunca más la volvería a ver, ni siquiera en la otra
vida, estaba seguro de eso, porque no evito algo tan terrible que de alguna
manera sabía que pasaría.
Lunaoscura
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