Hoy
me desperté, en medio de la penumbra de mi habitación. Me sentí como un célibe desierto
de arenas blancas y sedientas. Toda una locura, lo sé, de pronto en esa caótica
situación, tu imagen penetró como una brisa seductora proveniente del sur, cálida
y suave.
Rozaba
lentamente mi continente, recorriendo valles, hendeduras y mesetas. Sabía que
despertaba y descaradamente festejaba en la cima de mis montañas.
No
había lógica ni sentido…, pero no me importo. Sucumbí al espejismo, dejé que
penetrara mis más profundos deseos, brazas incandescentes devoran mis entrañas,
humedeciéndolas en la más auténtica entrega.
Abrí
los ojos, sobre mí, unos luceros, cual ascuas ardientes, me observaban. Sabía
que deseaban, yo lo deseaba también. Espasmos me sacudieron, algo emanaba de la
profundidad de mí ser, era mi esencia de mujer, que la ofrendaba a esos luceros
que me acompañan a la distancia.
Hoy
desperté y supe que te deseo y te deseo, porque te amo.
Lunaoscura
el amores muy fuerte.
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