Ivonne,
suplicaba, rebatía con su madre las normas de la casa. Micaela, no se inmutaba
con los reclamos de su hija, sus reglas eran inmutables.
- ¡Protesto!
- No se admite la demanda.
- ¡Pero mamá! A mis amigas les dejan estar fuera
de su casa, hasta después de las doce. ¡Es lex loci!
- Aquí esa norma es irrelevante. La
norma vinculada a nuestra lex domicilii es “a las once en casa”.
- ¡Eso es lex iniusta! Exijo el recurso
de amparo al Tribunal Supremo… ¡Papáaaaa! ¡Mamá no me deja salir con mis
amigas!
- Pero bueno… ¿Ya están otra vez las dos?
- ¿Quién me mandaría casarme con una abogada? -pensó para sí Mauricio.
Estaba
en un verdadero predicamento, si apoyaba a Micaela, su hija le perdería la
confianza, pero su apoyaba a su hija, la que se le armaría con su esposa. Tenía
que encontrar una solución. Después de unos minutos.
- Este tribunal, no puede entrar a
conocer el presente asunto, ya que las partes no agotaron las instancias
previas. En tal sentido, se tiene por desechada la demanda.
Ambas
mujeres, sorprendidas con el veredicto, intentaron argumentar, pero Mauricio,
serenamente, dio media vuelta dirigiéndose a la sala para seguir viendo la televisión.
Lunaoscura
eso es un machote--
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