Tiró
la bolsa y el saco a la cama, con desgana. Venía de trabajar, estaba cansada y
sudorosa. Así que decidió darse una ducha. Entró en el baño y comenzó a
quitarse la ropa, y cuando estaba semidesnuda, no pudo evitar echar una ojeada
al espejo.
Empezó
a mirarse… A hacer posturas sensuales, hundía el vientre y resaltaba sus senos,
se miraba las piernas…
-
Caray, qué buena estoy…
Echó
una mirada coqueta a su reflejo. Estuvo así durante un rato, diciéndole cosas
al espejo mientras se acariciaba.
- Si pudiera, me fornicaría a mí misma…
- ¿En serio?¡ Pues ven aquí que te voy a dar
lo tuyo!
Dijo
el reflejo, que ahora se movía por su cuenta, con una mueca lasciva y una voz
jadeante, había respondido a las palabras lujuriosas de la chica, que se había
quedado atónita y su cara se había congelado en una expresión ridícula. El
reflejo entonces, salió del espejo, se tiró encima y se restregó encima de ella,
pero esta reaccionó.
- ¡Qué demonios! ¡Quítate de aquí, maldito
ente!
- No te resistas, sabes que te gusta…
-
¡Vete cabrón!
Le
dio una patada para quitárselo de encima y salió corriendo hasta llegar a la
sala. El reflejo la perseguía y se le tiraba encima. La chica, intentaba
quitárselo de encima.
- ¡Pero
por qué te resistes tanto, cariño!, si hace un momento me deseabas…
- ¡Que te quites! ¡Ehhh! ¡Fueraaaa!
- Dame un besito…
- ¡Que te largues maldito! ¡Ahhh! ¡Suéltame!
Cuando
consiguió liberarse de su reflejo, corrió a la cocina, no sabía con qué
defenderse. Encontró una sartén.
-
Ya verás, cabrón, como te vuelvas a
acercar -dijo, con una sonrisa sarcástica y escondió la sartén, detrás suyo.
-
¡Cieeeloo!, ¿Dónde estás? ¡Ven aquí!
-
¡Estoy aquí! ¡Ven, cariño!
-
Me alegra que hayas cambiado de
opinión, ya verás, te va a gustar…
¡Zas!
La chica lo golpeó con todas sus fuerzas, éste cayó al suelo inconsciente.
-
¿Y ahora qué carajos hago conmig… no, con
ella?
Cogió
el cuerpo y decidió encadenarlo en el sótano.
Tiempo
después…
- Maya,
¿qué estás haciendo? ¿Para qué diablos llevas comida al sótano? No me digas que
has recogido un perrito… ¡Uy! Qué lindo, pero ya sabes que odio los perros.
- Cállate prima, no… No es eso… Vete, déjame.
- ¡Para nada!,¿qué diantres tienes en el sótano?
- Como fastidias Susy, nada. ¡Vete!
- ¡Con una …!, o me lo dices o bajo yo misma
a verlo.
- ¡Maldición!, está bien…
Bajaron
al sótano, donde Maya tenía encadenado a su propio reflejo.
- ¿Qué
haces… hace… ¡Bah! ¿Lo que sea, ahí encadenado?
- No
sé, me estaba admirando delante del espejo y salió… Así, de pronto, maldición…
- Escuchen
chicas… Estar encadenada me da mucho morbo, por qué no me azotan con algo, ¿ehhh?
-la mirada del reflejo era lasciva.
- Pues…
No es mala idea…-dijo Susy con cierta maldad.
- ¡Eh!
Susy, no me... digo, ¡no jodas!
- Vale,
vale, pero ¿qué hacemos con ella…?
- Me
pros… ¡Ya!, la prostituiremos.
- ¡Genial!
- Pero solo con hombres, por favor…
Desde
ese día Maya no pudo volver a reflejarse en el espejo, pues su reflejo se
hallaba encadenado y prostituyéndose.
Lunaoscura
muy original,me tienta mucho ese reflejo.
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