Ana caminaba con paso
firme por la avenida, su rostro transmitía una profunda tristeza; una tristeza
que combinaba con la tarde gris y lluviosa. De momento oyó que una voz le
llamaba.
-
Oiga, señorita.
-
Ella reaccionó dando media vuelta- ¿Sí?
-
Esta carpeta estaba en su mesa.
La recibió y le dio
las gracias al hombre. Sus lágrimas se confundían con las gotas de lluvia que
había empezado a caer.
En esa carpeta, guardaba
los sueños de su vida. Empero, halló tantas barreras que se interpusieron en su
camino. Y cansada de sus intentos en vano, esa tarde había decidido abandonarla.
Sin embargo, parecía
que aún no era el momento de darse por derrotada, abrazó fuertemente la
carpeta, una sonrisa le ilumino el rostro, suspiro como si tratara de retomar
fuerzas y continuo su camino.
Lunaoscura
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