Antonio, respiro con alivio. Las manos todavía le temblaban y su corazón
no se tranquilizaba, el pánico permanecía en su cuerpo. Él que todo controlaba,
verse en ese túnel oscuro sin saber que sucedía y dónde estaba, el presente y
el futuro eran inciertos, confusos. Afortunadamente todo había sido una
horrible pesadilla. El silencio reinante, le daba paz, tranquilidad y la
oscuridad, si bien le incomodaba, era agradable y reparadora. Con resignación, cerró
los ojos, el ataúd era confortable.
Lunaoscura
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