Desterrado en la soledad, alimenta
su mundo interior con los pedazos que continuamente sumaba a su desbordada
imaginación. Una realidad tan cercana a la de todas esas personas que ni
siquiera pueden entrever que ellos ocupaban un espacio, eso genera vida dentro
de él. No podía evitar seguir contando todo aquello que desde un principio le
estaba negado vivir.
Sobre su escritorio, yacen cientos
de horas dedicadas a escribir viejos recuerdos, anhelos o historias inventadas,
creadas a partir de anécdotas ajenas o simplemente por la satisfacción de
escribir.