Después de un largo andar nos hemos encontrando, la búsqueda nos llevo a explorar tantas emociones y cuerpos. Algunas cargadas de dulces sensaciones y vivencias, otras, mejor olvidarlas, pero no terminaban de llenar esa necesidad de plenitud.
En que lugar, tan inverosímil, nos venimos a encontrar, quién iba a decir que, en ese sitio tan superfluo, se encontraría un par de almas gemelas.
En mi caso, sólo fui por una morbosa curiosidad pero él eras asiduo al lugar. Cuando, se acercó con tanta amabilidad y cortesía, inmediatamente me puse a la defensiva, ya me habían comentado de los tipos como él, gentiles y sociables a la búsqueda de conquistas fáciles, no sé, sí se percato de mi desconfianza o ni le importo, continúo como si nada, conforme se desarrollaba la plática, me fui relajando, ese fue el primer encuentro.
En mis subsecuentes visitas, ahí estaba, se fue haciendo tan familiar que con toda naturalidad le saludaba y continuaba con mi exploración, en otras ocasiones, platicábamos amenamente como grandes camaradas, le comentaba mis vivencias en el lugar, muchas veces se reía de mi escándalo, otras era como mi hermano mayor dándome recomendaciones.
Hasta esa noche que, como de costumbre lo consultaba sobre algunas situaciones, paciente escuchaba, no supe en que momento pasamos de una charla “normal” al coqueteo mutuo. Creo que para los dos, fue una sorpresa bastante agradable.
Así, se fueron dando las cosas, hasta que nuestros cuerpos no resistieron la seducción. En complicidad silenciosa, salimos del lugar, después de unos minutos llegamos a su departamento.
La noche era especial, realmente el primer pensamiento que tuve sobre él, había desaparecido de mi mente, sólo me dedique a conocerlo, parecía buen chico. Sólo lo parecía, poco después de haber entrado a su departamento, estábamos tumbados en un sillón.
Empezó con pequeños besos, después su lengua se hizo insistente, y entro en mi boca, no era un experto besando, pero su excitación me tenía al cien.
Bajo la cremallera de mi blusa, comenzó a besar mis senos como si en ello se le fuera la vida, yo gemía como loca y buscaba la fricción de su pantalón. Sin embargo, no lo deje llegar a más, sabía que tenía novia, así que unos minutos después sentí una enorme culpa y decidí dejar el juego.
Sin embargo, una semana después me busco diciendo que había terminado con su novia, lo que me dio esperanza, me sentí una estúpida por sentirme así.
Nuevamente, llegamos a su casa, él pregunto si quería tomar algo, y accedí. También, me pregunto si quería ver una película.
- Preferiría que fuéramos a caminar.
- ¿En serio?- pregunto haciendo un gesto de disgusto- lo siento es que tuve un día muy pesado que me ha dejado muy cansado.
- Está bien, veamos una película -Puso la primera que encontró, la verdad me relaje un poco cuando empezó a cabecear.
Lo mire mientras dormía, realmente se veía agotado. Parecía tan inofensivo y tierno que la idea que, tal vez no fuera sólo sexo, volvió a rondar mi cabeza.
Cuando, él abrió los ojos, me descubrió contemplándolo.
- ¿Qué miras?- pregunto sonriente.
- Nada, es que, te ves muy distinto durmiendo.
- ¿Distinto?
- Sí, casi pareces niño bueno.
Él sonrió nuevamente y me beso, por primera vez sus besos me supieron a amor.
Sonreí, él lo interpreto como una aceptación y se abalanzo sobre mí, conocía la rutina, sin embargo, ahora parecía mágico. Su lengua exigía la mía, yo lo saboreaba, el bajo su mano por mi espalda. Él bajo sus labios a mi oreja. Susurro.
- Te deseo
Me estremecí al oírlo, enrede mis manos en su cabello y lo busque con mi boca, la mano que apretaba mi espalda, se introdujo debajo de mi playera, la levanto un poco y me contemplo. Él me sonrió maliciosamente y beso mi vientre como sólo él sabe hacerlo.
No me di cuenta en que momento mi ropa desapareció, estaba completamente desnuda frente al único hombre, al que no le podía decir que no.
Él me miro a los ojos, con pasión de nuevo beso mi cuello y sentí algo húmedo chocando contra mi vientre, en esa noche conocimos la pasión más sensual que, al menos yo había vivido.
Cada encuentro era diferente, no sólo se trata de sexo, era algo más, como decía él éramos un par de locos. Nuestra relación, no es momentos furtivos, se basan en el amor más desinteresado y realista que haya sentido alguna vez.
Cuanto tiempo durara, no sabemos pero algo que tenemos claro es que lo disfrutaremos al máximo hasta que llegue el final.
Lunaoscura
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