Gabriel, esta muy apurado terminando un trabajo bimestral, que la
maestra de biología les dejo, cuenta el cincuenta por ciento de la calificación
final. Según la profesora, este trabajo abarca todo lo visto en el año, tiene
como intención que los chicos exenten la materia.
Y bueno, a él, no le agrada la materia, además la maestra es muy
especial, por tal razón esta realizando un buen trabajo. Abarcando todos los
puntos que le han solicitado, asimismo le hizo una introducción y pego
ilustraciones.
¡Por fin!
Antes de imprimir lo ve en la pantalla de su PC. Lo revisa ¡Esta
perfecto! De seguro exenta la materia. Satisfecho, procede a imprimir, se oye
un sonido y empiezan a salir las paginas, toma la primera.
¡Que pasa!
La impresión es casi gris, toma las siguientes ¡No es posible!
Párese escritura brayle, inmediatamente abre la impresora, saca los cartuchos
¡Maldición están vacíos! ¿Cómo si son nuevos?
Corre a la oficina de su padre, entra a toda prisa, su padre levanta
la vista y le dice ¿Qué te pasa?
¿P’a, tienes cartuchos para mi impresora?
No, no tengo, ¿Por qué?
Es que los míos están vacíos y tengo que entregar mañana un trabajo
de biología.
Su padre le da un sermón sobre la responsabilidad. Gabriel no esta
para eso, sale del despacho sin hacer caso a las palabras de su padre.
¡Qué hacer! Son las doce de la noche, que diablos esta abierto a esa
hora.
¡Piensa, piensa! Si le digo a mi mamá que lo imprima en la
mañana y que me lo lleve a la escuela. No de seguro me dice que es mi problema.
Ni modo, mañana en la mañana lo imprimo, espero que la maestra me lo
reciba, pues se pone como loca.
Su madre al día siguiente lo despierta
¿No vas a ir a la escuela?
Gabriel, se incorpora de su cama, voltea y ver el despertador.
¡Son las siete de la mañana!
Su clase empieza a las siente con diez, no va a llegar, se levanta y
se viste como puede, sale corriendo. Cuando llega son las siete y un cuarto, lo
bueno es que vive enfrente de la escuela.
Ya no tiene tiempo para pasar a imprimir el trabajo, entra al salón,
la maestra esta pasando lista.
Ella se voltea, lo ve, y dice ¡Como siempre tarde, pase tiene
retardo!
Gabriel no dice nada, se dirige a su lugar; una vez que la maestra
termino de pasar lista, pide que pasen los trabajos al frente. Él espera a que
empiece a recogerlos, se acerca a ella, le explica lo de la impresora. Ella lo
ve con recelo, no le esta creyendo.
Le jura por toda "la corte celestial" que si lo hizo e
incluso le enseña el UBS.
Ella con una frialdad que congela la sangre, dice -¡No
importa que este en el dispositivo, el hecho es que no lo entrego!
Gabriel, con una sensación de desconsuelo y rabia se sienta en su
lugar.
¿Qué hago, qué hago?
Levanta la mano y solicita salir. La maestra con desparpajo le
autoriza.
Sale y se dirige a toda velocidad a la fotocopiadora de la escuela,
ahí se lo pueden imprimir, al llegar se percata que el señor que atiende
no esta.
¿Dónde diablos esta éste?
El tiempo pasa y no llega, por fin aparece.
¡Claro fue por su tamal y atole! ¡A mi que me cargue la ch….!
- ¡Señor, señor me urge que me imprima un trabajo!
- El dependiente con toda la calma, le dice -Si claro.
Toma el dispositivo, entra al local, deja su atole, le da un
mordisco a su tamal verde y se sienta frente a la computadora e inserta.
- Le pregunta- ¿Cómo se llama el trabajo?
Gabriel responde.
- ¡Los organismos unicelulares y pluricelulares!
- El sujeto busca el trabajo, le dice - ¡No esta!
- ¿Cómo que no esta?
Se trepa en el mostrador y ve la pantalla - ¡Ahí, ahí esta!
- ¡Así, ya lo vi!, ¿cuántas copias quieres?
Gabriel esta apunto de matar al hombre
- ¡Una, sólo una, por favor tengo prisa!
- ¡Si ya esta!
Las hojas empiezas a salir, a él también se le va a salir el
corazón, las manos le sudan esta apunto del colapso.
- El hombre le entrega el trabajo, diciéndole- son veinte pesos.
Saca un billete, se lo entrega. Se da media vuelta y se echa a
correr.
Tiene que alcanzar a la maestra, sube las escaleras de dos en dos y
como puede, ya en el primer piso, se dirige a su salón, esta al fondo del
pasillo.
La maestra esta saliendo, correr pero le obstruyen el paso los
alumnos de otros salones que van saliendo, se habían terminado las clases.
Cuando por fin llega con la maestra, ésta lo ve con burla, ironía,
odio o todo junto. Gabriel, le extiende el documento con una cara de angustia y
suplica. Ella inconmovible, le dice “Nos vemos en extraordinario”
Lunaoscura
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