Hoy decidí hacer limpieza en el
viejo baúl de los recuerdos,
olvidado en un rincón oscuro de
mi memoria,
como niña curiosa ansiaba abrir
la cerradura enmohecida.
¡Que emoción!
Al observar como sonoramente la
tapa se erguía,
un halo de polvo blanquizco
envolvió a esa oscura guarida,
capas de polvo cubrían
envoltorios de papel de colores avejentados.
Con delicadeza fui sacando uno
a uno las evocaciones apolilladas,
liberándolas de los cordeles
que las esclavizaban,
fue tan emotivo revivir las
experiencias preservadas.
No podía dejar de reír con
tantas travesuras perpetradas,
también estaban esos recuerdos
que al corazón estrujan,
esos que hacen sangrar viejas
heridas aún no bien cicatrizadas.
Hallé algunos desengaños, me
hicieron tocar el borde de cicatrices,
no puedo omitir aquellos
nonatos de deseos que no pudieron sobrevivir,
anhelos infructuosos de
pueriles fantasías de una joven jugando a vivir.
Mis ojos se anegaron, no sé si
por el polvo o las nostalgias de ayeres
pero de algo estoy segura que
seguiré guardando nuevos amaneceres,
en este viejo baúl compañero de
viaje.
Lunaoscura
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