Con la testa entre sus manos y
como única comparsa su viejo escritorio, testigo de mejores y esplendidos
tiempos.
Arturo se encuentra con la mirada perdida en el pasado y su
pulverizado cuerpo anclado en el abandonado presente. En sus cansados ojos
opacos, destellan luces de aventuras añejas perdidas en la línea del tiempo,
genio solitario, que vives de remembranzas, sembradas en tierra estéril, sin
que nadie tenga memoria de tu vida.
Lunaoscura
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