En la ciudad hay carnaval. Estoy fastidiado de tanta fiesta. He decidido quedarme en casa y ver televisión.
Dan las once
y me dispongo ir a dormir.
Tocan el
timbre.
No pienso ver
quién es.
Insisten,
varias veces.
Molesto bajo
y abro la puerta…
-
“Buenas noches”
-
Buenas noches”- me contesta ella.
Es mi vecina
a la que todos los días la veo pasar, moviendo las caderas sin importarle nada,
sin importarle que me vuelva loco. Sin importar que me haga soñar todas las
noches con ella, más que un sueño es una pesadilla.
¿Por qué
siempre tengo que despertar?
¡Maldita
sea!
Ahí está ella
dé pie, recién salida de la ducha, sólo cubierta por una bata.
Esto no lo
esperaba en lo más mínimo.
En mi torpeza
y mis ansias no atino que decir.
¡Cómo
quisiera ser transparente!
Ella sigue
parada en la puerta, me mira de reojo y puedo ver una sonrisa que se escapa de
su boca.
Después de
unos minutos, habla.
-
Vecino, molestándolo. Sabe en mi departamento se ha ido la luz y no sé qué
hacer. Sería mucha molestia, si pudiera revisar la caja de fusibles. A mi esas
cosas me dan miedo.
Escucho sin
entender una sola palabra. No obstante, le digo.
-
¡Claro por supuesto!
Ella da media
vuelta, empieza a caminar rumbo a su departamento. Embelesado la observo.
Había
avanzado unos cuantos metros, cuando voltea y me pregunta.
- ¿Sí,
me vas ayudar?
Avergonzado
le respondo.
- Sí,
voy por mis llaves y mi herramienta.
Dentro del
departamento no atino a encontrar nada, ni llaves ni herramienta, estoy tan
turbado. Por fin, tomo las llaves y un estuche con herramientas. Salgo cerrando
la puerta.
Ella esta
para en la puerta de su departamento, la puerta está abierta y no se observa
nada de luz.
Amablemente
se hace un lado para que pase. Detrás de mi, me dice.
- La
caja de fusibles está en la cocina.
En esa
penumbra no distingo nada pero como todo un profesional saco del estuche una
lámpara. La prendo y alumbro el lugar, ella me indica con su mano, la dirección
de la cocina.
La caja de
fusibles está en el otro extremo de la puerta, me dirijo hacia ella, bajo el
interruptor y la abro.
No sé nada de
electricidad, supongo que es sólo cambiar los fusibles. En menudo lío me he
metido.
Abro la caja
y saco los fusibles, a simple vista se ven bien, con voz de experto, le
pregunto.
-
¿Tendrás otros fusibles?
- Creo
que sí, deja ver, responde ella y se aleja.
- ¡Sí,
mira aquí están!
Tomo la caja,
saco un par, los coloco en la caja y levanto el interruptor.
¡Espero que
sea suficiente!
Se hizo la
luz, ufano me dirijo a ella.
-
¡Problema resuelto!
-
¡Gracias que hubiera hecho sin tú ayuda! –dice ella con una sonrisa dibujada en
su rostro.
Y como si
fuera un pedido mío deja deslizar la bata al piso descubriendo su cuerpo. Ese
cuerpo que tantas veces he soñado.
¿Qué hago?
Ella se
dirige a la recámara apaga la luz de la habitación.
Ahí estaba
ella, no podía creerlo, sus ojos iluminados por una luz tenue que entraba por
la ventana, brillaban con luz propia en la oscuridad, los tengo clavados a los
míos, no me importa nada, sólo una vez en la vida se nos presenta una
oportunidad única, ya estaba jugado.
La tome por
la cintura y tape su boca con la mía. Lejos estaba de imaginar que a través de
sus labios aparecería su lengua buscando la mía.
¡Mi sueño
hecho realidad!
Por unos
segundos nos miramos a los ojos y me vi reflejados en ellos… pensé que era un
sueño, sólo por unos minutos, ella quería algo más en esa noche de carnaval.
Lunaoscura
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