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martes, 18 de noviembre de 2014

EL CORONEL NO TIENE QUIEN LE PUBLIQUE.

   
Esta historia se parece un poco a la obra literaria de García Márquez. La única y gran diferencia, es que ya no se trata de quién le escriba, sino de quién le publique. Hay tres problemas complejos que enfrentan los escritores en Venezuela: primero, que las casas editoras no tienen divisas para importar el papel indispensable para la escritura ( es lo que más resaltan), segundo, que están cerrando y controlando medios de comunicación tanto televisivos como impresos(es una triste realidad), y tercero, que los dueños de los medios de comunicación y editores de este país son muy exigentes y excluyentes con los escritores bisoños, pero ávidos, talentosos e innovadores(no confían en nuestro potencial). Somos libres de pensar, de crear, de criticar, de escribir y hacer observaciones, pero también existe y debe existir el deber de contribuir con la patria y con cada compatriota. Si queremos cambiar al mundo, debemos empezar por nosotros; abrirle las puertas a las nuevas generaciones; apoyar a los cerebros de esta país para evitar una fuga masiva y para evitar que sigan siendo ignorados, mientras se importa hasta a los ganadores de un premio.


  En Venezuela todo se está politizando, y eso no es bueno. Ya ni a las iglesias se puede ir, porque los sermones tienen más inclinación política que teológica. A la hora de buscar un disco de un artista venezolano, la gente elige simpatizantes y no talentos. En nuestro caso como escritores, vivimos en un dilema .Si queremos escribir en un medio público o con una línea adepta al gobierno, debemos decir que todo está bien y que vivimos en el mejor sistema de gobierno del planeta. En cambio, si nos dan  la oportunidad de escribir en un medio privado o con una línea editorial severamente crítica o de carácter disidente, debemos descuartizar con nuestras palabras al gobierno actual para poder ser aceptado como escritor y columnista .Más aún, para poder participar o ganar un premio nacional, debemos halagar a las máximas autoridades de la nación.

   En nuestro país tenemos problemas muy serios. No se visualiza solución, sino más conflictos partidistas y una nueva elección. Los políticos anhelan el poder. Unos desean volver a conquistar la mayoría de las alcaldías venezolanas, cuando han pasado entre ocho y doce años gobernándolas sin trabajar por sus comunidades. Otros quieren rescatar el prestigio y el poder que desperdiciaron durante cuarenta años. Al fin y al cabo, el pueblo elector termina pasándole factura a los políticos y gobernantes ineficientes y vividores. El peor enemigo que tienen los gobernantes actuales, es la ineficiencia y la negligencia que los ocupa, y el descuido a la gente que vive padeciendo por las dificultades que cada vez se proliferan. El error de los partidos opositores, es la ambición descontrolada que se les deja ver en el rostro. En vez de andar viajando y llamando la atención por cualquier menudencia, deberían dedicarse a resolver los problemas de los venezolanos o a coadyuvar con los que tienen el poder para hallar una pronta y satisfactoria solución .Solo con el trabajo y la dedicación desinteresada por los demás se puede ganar la simpatía y el agradecimiento de los votantes.

   Debemos tener en cuenta que ni todo es bueno ni todo es malo. Esa es la filosofía con la cual deberíamos ver el mundo y todo cuanto nos rodea. Salir a matar a nuestros hermanos por culpa de una derrota electoral o deportiva, bien sea legal o ilegalmente, no es sensato ni justo. No podemos tolerar este tipo de acciones. Pero tampoco podemos complacer a los corruptos, ineficaces y ambiciosos de la politiquería, que se disfrazan de buenos samaritanos para engañar y lograr mantenerse en el poder. Necesitamos gobernantes eficientes, incluyentes e inmiscuidos en la tarea de resolver los problemas que aquejan a todo los venezolanos. Que dejen de un lado la política y sus pretensiones partidistas. Además, hay que estar pendiente con la ideología, porque ésta es peligrosa. A nuestra nación la están desangrando.

    Antes éramos exportadores de café y arroz. Ahora hay que cubrir la demanda trayendo grandes cantidades del exterior. Ya no somos referencia en el mundo por las telenovelas, porque la gran mayoría son importadas. Solo en el canal de televisión de señal abierta y mayor sintonía de Venezuela, se transmiten diez telenovelas al día, de las cuales nueve son producciones importadas. Es quizás más económico para los dueños traerlas de otros países, que producirlas en Venezuela. Los escritores y artistas están desempleados, aunado a esto, se suma el egoísmo de algunos escritores y productores de telenovelas que no sueltan anclas y se mantienen más por influencia que por audiencia. Quién no recuerda aPor estas calles,Bety la fea, que se negaban a transmitir, o la historia deRafael Orozco, que han hecho reír, llorar y reflexionar a los televidentes venezolanos. Las telenovelas colombianas están mandando, gracias a lo innovador y jocosidad de cada historia. Mientras tanto nos conformamos con leer libros de autores extranjeros, ver telenovelas tediosas con repetitivas tramas, leer la prensa controlada y observada, o calarnos las insípidas  cadenas y continuas peleas entre los políticos. Como escritor y venezolano no me queda más que decir al estilo de lapluma de oro, al  final de su novela:

-        “Qué comeremos”.
-        “Comeremos piedra”.


LEONIDES CRESPO

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