Súbitamente
se incorporó, la salinidad invadiendo su boca impida que el aire entrara a sus
pulmones. Se puso de rodillas, tosió hasta lograr respirar agitadamente. Después
de recuperar el aliento, se percató del lugar.
Estaba
a la orilla del mar con la ropa completamente mojada y el pelo enmarañado, el cielo
y el agua formaban un desierto azul. La luz azul invadía el lugar, ni brisa ni ningún
sonido se podía percibir.
Una
sensación de miedo atrapó, se incorporó, daba vueltas sobre su propio eje,
preguntándose cómo demonios, había llegado a ese lugar y qué era ese lugar,
cuando un terrible dolor de cabeza silenció sus pensamientos. Era tan intenso
que cayó de rodillas sobre la arena.
Todo
empezó a darle vueltas, el dolor era intensó y en medio de ese suplicio unas
voces en su cabeza le gritaban. ¡No te vayas!
Se
desplomó, mientras unas sombras los rodeaban danzando frenéticamente. Sentía su
cuerpo dividido, era como estar ahí y no estar.
Perdió
la noción del tiempo, en ese lugar nada cambiaba. Con un sentimiento de derrota,
acepto su exilio, cerro los ojos y espero su final. Las voces empezaron a
desvanecerse, así como las sombras. Lo último que percibió fue una frase. No
sabemos cuándo podrá despertar. Después, todo fue silencio.
Lunaoscura
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