La soledad cobija al hombre contemporáneo, en medio del bullicio, se engañan o compensan esa orfandad con paliativos superfluos que solo hacen más profundo e irremediable el silencio que ahoga su conciencia y agobia su alma.
Una de esos seres, es Azucena,
una mujer de cuarenta y tantos años, que a la vista del mundo, parece ser el
más feliz y realizado de los seres humanos, siempre sonriente y optimista.
Nadie, se imagina las inagotables noches de soledad y de profunda tristeza que
se convierten es su purgatorio cada noche.
Hija de una familia de clase
media, profesional y soltera, aún vive en la casa familiar, igual que sus
hermanos mayores. Cada día se levanta en la rutina de ir a trabajar para
regresar a su casa ya entrada la tarde. Los fines de semana, en ocasiones, se reúne,
con amigas, en igual condición y alguna que otra mal casada, refugia su hastío
en algunas actividades colectivas y con el deseo de encontrar por ahí, al
hombre de sus sueños.
Así transcurren sus días, entre
rutina e ilusión. Claro que Azucena, ha tenido relaciones, pero después de un
corto tiempo, es lo mismo, no hay un compromiso o bien, el susodicho no reúne
los atributos necesarios para tener a su lado a una princesa como ella.
A fin de incrementar su
popularidad, como muchas otras mujeres, ha hecho la dieta de la luna, sea
inscrito en el gym, ha modificado su
estilo de vida… nada, todo sigue igual, relaciones intrascendentes, reuniones superfluas,
trabajo rutinario, horas familiares. Mientras, su reloj biológico sigue en
marcha, aguijoneándole con una sensación de vacío, con la necesidad de
encontrar algo que le falta.
Es tanta la desesperación que la
agobia que, en momentos ha pensado en buscar a un hombre cualquiera que la
embarace, pero es lo mismo, no hay alguno que reúna los atributos que busca y
si lo hay, este nada quiere saber de embarazos y de compromisos.
Entre todas esa algarabía fantástica
y superflua del día, Azucena cobija su soledad cada noche. Un reloj biológico inmisericorde
la martiriza y la arrastra en un laberinto sin fin.
Lunaoscura
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