Mujer ordenada que, gusta de
tener su casa limpia y ordenada, amante de las plantas.
Durante años trate de complacerte,
ser lo fuerte e insensible como, según tú, tenía que ser una mujer, para no ser
humillada y despreciada, precisamente por ser mujer.
Recuerdo, tus hirientes caricias
que marcaban mi piel, hasta en esos momentos, me prohibías llorar. Que decir,
de mis épocas de adolescencia en que se busca afanosamente formar parte de
algo, encontrar mi identidad, mi pertenecía. Decías que eran tonterías, lo único
que importaba era salir de la miseria, luchar y luchar aun en contra de los
sentimientos.
Me convertí, en un adulto
prematuro. Afortunadamente, el deporte, el canto, la música y la lectura, me
salvo del silencio.
Mi vida transcurrió, con la
responsabilidad de demostrarle al mundo que era digna hija tuya.
A pesar, de dejar el pellejo en
cada exigencia, nunca fue suficiente, siempre la peor, la más inepta e irresponsable.
Ante los demás, te ufanabas de la crianza que me habías dado, era una mujer dadivosa,
fuerte, de carácter perseverante.
Esa extraña forma que tenías de
amar, se convirtió en cadenas y grilletes que, ensombrecían el sol sin permitir
nacer a la flor.
Después, de tantos años de esclavitud
solapada en un amor maternal incondicional.
Bella mamá, te digo Adiós.
Lunaoscura
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