El juego en que andamos
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta salud de saber que estamos muy enfermos,
esta dicha de andar tan infelices.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
esta inocencia de no ser un inocente,
esta pureza en que ando por impuro.
Si me dieran a elegir, yo elegiría
este amor con que odio,
esta esperanza que come panes desesperados.
Aquí pasa, señores,
que me juego la muerte.
Del libro El juego en
que andamos (Buenos Aires, 1956-1958)
Gotán
Esa mujer se parecía a la palabra nunca,
desde la nuca le subía un encanto particular,
una especie de olvido donde guardar los ojos,
esa mujer se me instalaba en el costado izquierdo.
Atención atención yo gritaba atención
pero ella invadía como el amor, como la noche,
las últimas señales que hice para el otoño
se acostaron tranquilas bajo el oleaje de sus manos.
Dentro de mí estallaron ruidos secos,
caían a pedazos la furia, la tristeza,
la señora llovía dulcemente
sobre mis huesos parados en la soledad.
Cuando se fue yo tiritaba como un condenado,
con un cuchillo brusco me maté
voy a pasar toda la muerte tendido con su nombre,
él moverá mi boca por la última vez.
Del libro Gotán (Buenos
Aires, 1962)
Confianzas
se sienta a la mesa y escribe
«con este poema no tomaras el poder » dice
«con estos versos no harás la Revolución » dice
«ni con miles de versos harás la Revolución » dice
y más: esos versos no han de servirle para
que peones maestros hacheros vivan mejor
coman mejor o el mismo coma viva mejor
ni para enamorar a una le servirán
no ganara plata con ellos
no entrara al cine gratis con ellos
no le darán ropa por ellos
no conseguirá tabaco o vino por ellos
ni papagayos ni bufandas ni barcos
ni toros ni paraguas conseguirá por ellos
si por ellos fuera la lluvia lo mojara
no alcanzara perdón o gracia por ellos
«con este poema no tomaras el poder » dice
«con estos versos no harás la Revolución » dice
«ni con miles de versos harás la Revolución » dice
se sienta a la mesa y escribe
Del libro Relaciones (Buenos
Aires, 1971-1973)
El expulsado
me echaron del palacio/
no me importó/
me desterraron de mi tierra/
caminé por la tierra/
me deportaron de mi lengua/
ella me acompañó/
me apartaste de vos/
y se me pegan los huesos/
me abrasan llamas vivas/
estoy expulsado de mí.
yehuda al-harizi (1170-1237/toledo-provenza-palestina
Del libro Com/posiciones (Paris,
1984-1985)
Regresos
La palabra que
cruzó el horror, ¿qué hace?
¿Pasa los campos del delirio
sin protección?
¿Se amansa? ¿Se pudre?
¿No quiere tener alma?
¿Amora todavía, torturada y violada,
tiene figuras remotas
donde un niño de espanto calla?
La palabra
que vuelve del horror, ¿lo nombra
en el infierno de su inocencia?
Del libro Valer la pena (México,
1996-2000)
El pacto
Cuando nadaba en dulce oscuridad, nada sabía del pacto de nacer. La vida
es, ciertamente, una de sus cláusulas. También la muerte y el dolor, el amor,
la alegría, el mero padecer, y el daño que hacemos, el daño que nos hacen, el
espejo celeste donde miramos nuestro estar sobre la tierra. a ella nos ata la
cadena que se balancea sobre todos los abismos del mismo abismo: ser.
¿Cuándo es delicia este yugo? ¿O deleite, dejamiento de sí, profunda sangre?
¿Cuándo es cosmos mi pedacito de papel, tan escrito y tachado por todos y por mi? ¿Qué dice el libro
humano? ¿En qué balanza pesan esas
tintas? ¿Las palabras del puro comenzar? la vida es acto que conoce y cada
acto, introducción al otro no saber.
La
inteligencia y el instinto encienden fuegos en la noche. Pero es del infinito
que estamos exiliados.
Así, en tu
secreto, crece el árbol que sueña el sueño donde un gallo, una piedra y la
tristeza miran al mundo entero y lo ponen en la boca de un niño para que el sol
beba.
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