Él, un hombre decepcionado del
amor, había fracasado en sus últimos matrimonios, saboreaba la amarga
experiencia de la infidelidad. No deseaba ninguna relación formal, sólo amistad
con algo de intimidad.
Ella, mujer convaleciente de un
mal matrimonio y la experiencia del maltrato. Con auto-estima anulada y una dosis
de amargura.
Dos mundos que la coincidencia o
el destino, los juntaba en un tiempo y lugar específico.
Desde un principio, ella le llamo
la atención, era fuerte, segura de sí, muy profesional, no obstante, era
distante e introvertida. No veía, la forma de abordarla sin que ella se
sintiera acosada.
Después de algunos meses, había
logrado que, ella lo saludara con algunos comentarios de cortesía.
A pesar de las atenciones que, él
le brindaba y el tiempo que compartían, el trato que ella le brindaba, era
eminentemente profesional, estaba totalmente cerrada.
Un tanto por la actitud de ella
como por su espíritu aventurero, se dio a la tarea de conocerla. No
desaprovecho ninguna oportunidad para tener mayor contacto con ella.
Esa situación, a ella le
resultaba graciosa e intrigante, se negaba a pensar que detrás de tantas bobadas
por parte de él, existiera otra intensión que no fuera simplemente simpatía.
La convivencia, se fue tornando cada
vez más abierta, llegando incluso a salir a tomar un café.
Después de cierto tiempo, él le
pregunto, sin tacto alguno.
- ¿Si
sería capaz de acostarse con él?
Ella, quedo pasmada, desde hacia
tiempo se consideraba la mujer más fea e insignificante del mundo, y la
respuesta inmediata por parte de ella fue.
- ¿Ya me viste bien? – y se echo a llorar.
Desconcertado, lo único que, él
pudo expresar, fue.
- Toma tu tiempo, cuando estés preparada me
respondes.
Ella, tenía miedo pero a la vez
cierta emoción. Él curiosidad y algo de empatía. Continuaron saliendo sin hacer
mención a la plática pendiente.
Él se fue convirtiendo en su
apoyo, siempre apoyándola e incluso la retaba para continuar. Ella, le daba
ternura y un lugar en su vida.
La relación, obviamente era
oculta. En los momentos de conflicto, ella se alejaba no quería ser lastimada,
él inmediatamente la buscaba, Pese a que, en su interior había un conflicto,
por un lado empezaba a quererla y por otro lado, no quería una relación
propiamente.
Así transcurrió algún tiempo,
ella se fortalecía cada día, empezaba a resurgir la mujer que se había apagado
años atrás y él se alejaba de vez en cuando.
Finalmente, después de mucho
meditarlo, él decidió poner fin a la relación. Con esa idea en mente la invito
a cenar, después de la cena y de una plática de sobremesa agradable, con
mortificación le dijo que, tenía que decirle algo.
El rostro de ella se ensombreció,
tornándose seria, le comento que igual tenía que decirle algo.
Él le cedió la palabra, ella
respiro profundo y empezó hablar.
- Estoy consiente que tu, no quieres un compromiso
ni entablar una relación formal. Pues bien, he conocido a un hombre fascinante,
durante algún tiempo hemos salido, y bueno, me pidió que le diera una
oportunidad.
Él no podía dar crédito a lo que
ella le decía, era como las demás. Indignado y dolido, se lo reprocho.
- ¿Qué,
de las cosas que vivimos? ¿Qué, de lo que me decías?
Ella, aguardo hasta que se calmo,
para aclararle.
- Todo lo que dije y sentí, fue verdadero, jamás
me burle, sólo que nunca perdí de vista que en cualquier momento te irías. Te
quiero y por mi haría una vida contigo, pero tú no lo deseas y yo sí. Ahora, se
presenta este hombre que está dispuesto asumir una relación, mientras tú sigues
defendiendo tu libertad, no obstante que trate de hacerte saber lo que significabas
para mí.
Después de la aclaración, ella se
levanto de la mesa y le dio un beso en la mejilla y salió del lugar.
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