Nací el día primero de septiembre del ya concluido año de 1904. Procedo de
tocayo. Mi madre se apellidó como mi padre, y se llamó Josefa. Mi afición a la
literatura, creo yo, es heredada. Más de cuatro parientes míos, de la
generación de mi padre hicieron versos. He aquí, como ilustración, unos muy
breves, debidos a Efrén Hernández, el viejo:
Bien sé que el triste
acento que el náufrago
envía
de la distante playa do el viento lo arrojó,
destemplará los tiernos acordes de alegría
que con sus plectros de oro te brinda
ilusión.
Y sé también que quiso sus íntimos pesares
dejar en el olvido y despertar su fe,
y enviarte el entusiasta cantar de sus
cantares,
más dulce que las notas del idílico rabel.
Mas ya cuando el santuario del alma se
convierte
en ruinas bajo el beso amargo del pesar,
las liras enmudecen y al soplo de la muerte
la luz de la esperanza se apaga en el altar.
envía
de la distante playa do el viento lo arrojó,
destemplará los tiernos acordes de alegría
que con sus plectros de oro te brinda
ilusión.
Y sé también que quiso sus íntimos pesares
dejar en el olvido y despertar su fe,
y enviarte el entusiasta cantar de sus
cantares,
más dulce que las notas del idílico rabel.
Mas ya cuando el santuario del alma se
convierte
en ruinas bajo el beso amargo del pesar,
las liras enmudecen y al soplo de la muerte
la luz de la esperanza se apaga en el altar.
Para ahora yo he llegado a una
edad que él no llegó a alcanzar por haberle faltado a él, para ello, nueve
años. Yo entonces tenía catorce, y quedé a afrontar la vida bajo mi cuenta y
riesgo desde entonces. Así se explica que haya ido y venido tanto en tantas
direcciones sin atinar ninguna. Primero fui aprendiz de botica, después
mozo del mismo juzgado en que mi padre había sido juez, y en lo que
sigue, y por el orden mismo en que lo apunto: aprendiz de zapatero, aprendiz de
platero, dependiente en tienda de ropa, etc. Y mientras tanto fui pagando
materias de preparatoria, aprovechando que allá en León admitían que uno
estudiara en su casa a la hora que pudiera, y luego solicitara examen a título
de suficiencia.
Vine a México a inscribirme en
En mi formación no cuento, pues, sino la preparatoria, y la escuela, a mi modo de ver, aún más importante, de la vida directa, del contacto con los hombres de carne y hueso, y con los libros buenos y el mundo.
El resultado ha sido:
Algunos cuentos, algunos versos, una pieza de teatro, dos novelas, y un libro ya casi terminado, de ideas y de definiciones. De los cuales se han editado hasta ahora, los siguientes:
Tachas, cuento publicado por
El señor de palo, cuentos, Editorial “Acento”, 1932.
Cuentos, Edición de
Entre apagados muros, versos. Edición de
La paloma, el sótano y la torre, novela, 1949.
Cerrazón sobre Nicómaco, ¿cuento largo; novela corta? Edición del autor, 1946.
Y varios, incluyendo crítica, en diarios, libros hechos en colaboración como Ocho poetas mexicanos, y revistas.
Efrén Hernández
http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php?option=com_content&task=view&id=15&Itemid=99999999&limit=1&limitstart=1
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