James Joyce |
"...me gustan las flores
quisiera tener la casa entera nadando en rosas Dios del cielo no hay nada
como la naturaleza las montañas salvajes luego el mar y las olas precipitándose
luego la hermosa campiña con campos de avena y trigo y todo género de cosas y
todo el lindo ganado andando por allí que haría bien al corazón ver los ríos y
los lagos y las flores y todo género de formas y olores y colores brotando
hasta de las zanjas primaveras y violetas eso es la naturaleza para aquellos
que dicen que no hay Dios no daría ni el blanco de una uña por toda su ciencia
por qué no se ponen a crear algo le preguntaba muchas veces al ateos o como se
llamen que vayan primero a lavarse sus miserias luego van pidiendo a gritos un
sacerdote cuando se mueren y por qué por qué tienen miedo del infierno a causa
de su mala conciencia ah sí les conozco bien quién fue la primera persona en el
universo antes de que hubiera nadie el que lo hizo todo ah ellos no saben y yo
tampoco así pues podrían lo mismo tratar de impedir que el sol saliera mañana el
sol brilla por ti me dijo el día que estábamos tumbados entre los rododendros
en el promontorio de Howth con el traje de mezclilla gris y su sombrero de paja
el día que conseguí que se me declarara si primero le di un poco de la torta de
semilla que tenía dentro de mi boca y era bisiesto como ahora sí hace dieciséis
años Dios mío tras aquel largo beso yo casi perdí el aliento sí él decía que yo
era una flor de la montaña sí eso somos flores todo el cuerpo de mujer sí esa
fue la única verdad que dijo en su vida y el sol brilla hoy por ti sí por eso
me gustó porque vi que comprendía o sentía como es una mujer y supe que yo
podría hacer de él lo que quisiera y le di todo el placer que podía para
llevarle a que me pidiera que dijese sí y yo primero no quería contestarle
mirando sólo el mar y el cielo estaba pensando en tantas cosas que él no sabía
de Mulvey y Mr. Stanhope y Hester y de Papá y del viejo capitán Groves y
de los marinos que jugaban a pájaro al vuelo y a saltar del burro ya lavar
platos como ellos lo llamaban en el malecón y el centinela frente a la casa del
gobernador con esa cosa alrededor del casco blanco pobre diablo medio
achicharrado y de las muchachas españolas riendo con sus mantones y sus altas
peinetas y de los gritos por la mañana de los griegos judíos árabes y Dios sabe
quienes más de todos los rincones de Europa y de la calle del duque y del
mercado de aves todas cloqueando ante Larby Sharon y de los pobres burros
resbalando medio dormidos y de los vagos tipos dormidos con su cara a la sombra
de las gradas y de las grandes ruedas de los carros de bueyes del viejo
castillo de hace miles de años sí y de todos aquellos hermosos moros todos de
blanco y con turbante como reyes pidiéndole a una que se sentara en su
tiendecita y de Ronda con las viejas ventanas de las posadas ojos mirando tras
las rejas ocultos para que el enamorado bese los barrotes y de las tiendas de
vinos entreabiertas por la noche y las castañuelas y de la noche que perdimos
el barco de Algeciras el vigilante rondando sereno con su linterna y oh el mar
el mar carmesí a veces como de fuego y las soberbias puestas de sol y las
higueras de los jardines de la
Alameda si todas las raras callejuelas y las casas rosa y
azul y amarillo y de las rosaledas y los jazmines y los geranios y cactus y de
Gibraltar cuando niña y cuando flor de montaña sí cuando puse la rosa en mis
cabellos como las muchachas andaluzas la llevan y debí llevar una roja sí, y
cómo él me besaba al pie de la pared morisca y me pareció bien lo mismo de él
que de otro y después le pedí con los ojos para poder volverle a pedir sí y él
luego me pidió si quería decir sí mi flor de montaña y primero le rodeé con mis
brazos y lo atraje hacia mí para que pudiera sentir mis pechos todo
perfume sí y su corazón latía como alocado y sí dije si quiero Sí."
Coral Cebrián, Los Maestros del
Monólogo Interior: James Joyce, Virginia Woolf y William Faulkner. http://literaturauniversaliesames.blogspot.mx/2010/05/los-maestros-del-monologo-interior.html
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